16 de noviembre de 2013

-Ella me dijo una vez que no me enamorara. que eso era una mierda. me pidió que no fuese tan tonto. pero era difícil, me pidió algo difícil. Ella paseaba en los días lluviosos, sin paraguas, con el pelo suelto. yo la miraba a Ella, le miraba a los ojos y no veía absolutamente nada, y yo me asustaba, porque una vez me preguntó que qué veía en ellos y no le supe contestar, pero Ella no se enfadó. nunca lo hacía. pero si sus ojos eran transparentes es porque están hechos para enamorar, porque te imaginas lo que quieres y yo podía ver en ellos todo lo que amaba y odiaba. me hablaba y era feliz, o eso parecía, porque jamás me lo dijo (salvo una vez). si alguna vez la quería ver solo tenía que buscar en el lugar más alejado de lo querían las chicas de su edad, y aún así, había veces que ni la encontraba. y creo que es porque Ella estaba más perdida que los lugares que transitaba. no es ni la más guapa, ni la más delgada, ni la más de nada, pero lo tenía todo. nos reíamos, jugábamos... y siempre me escuchó. con Ella a mí lado yo era la persona más feliz del mundo, pero nadie podía asegurar que Ella también lo fuera. Joder, nunca me dijo que me quería, pero sí que me dijo que no me quería perder, que no se imaginaba un futuro sin mí. me dijo que era la tía más imbécil que conocería en mi vida. y no le quito razón. la he odiado tanto que me dolía: cuando se quedaba mirando con sus ojos transparentes al infinito, y le preguntaba que en qué pensaba y Ella siempre me mentía, me decía que en nada. pero sé que pensaba demasiado. una vez incluso cantamos juntos y Ella lloró, pero no pude adivinar si fue de felicidad o yo qué sé. no podía saberlo. ¿cómo iba a saberlo? yo no estaba a su altura. fumábamos, nos tirábamos en el suelo de la terraza y mirábamos al cielo sin mencionar palabra. a veces hasta giraba la cabeza, me miraba, sonreía y volvía a mirar hacia arriba. y yo me descolocaba, notaba como cada milímetro de mi cuerpo se estremecía y me daban ganas de besarle, de llevármela a cualquier lugar apartado del mundo. yo solo quería que no acabaran esas noches, quedarme con ella así toda la vida. me advirtió más de una vez que no quería hacerme daño, que antes de eso se lo haría a ella misma. me lo dijo mil veces. pero las chicas así duelen, las chicas como Ella no deberían existir, porque te piden que no te enamores, pero enamoran. no sé si se enamoró alguna vez, pero... yo qué sé. jamás sabía lo que hacía cuando no estaba conmigo y jamás me atreví a preguntárselo. me conformaba con que de vez en cuando me dijera que necesitaba verme. no sabría cómo explicároslo... no sé ni describirla. es preciosa, siempre llevaba un libro en el bolso, un paquete de chicles y un paquete de tabaco. supongo que la quería porque se me pasó por la cabeza la remota idea de ayudarla, pero no sabía en qué la podía ayudar. Ella es como la última calada de un porro. es amarga, es el fin. pero te sientes de puta madre con una sonrisa como la suya a tu lado. supongo que por eso estoy así, porque rompí mi promesa, fui tonto, y me enamoré. pero de la chica incorrecta. me enamoré de Ella, y no me quería hacer daño y su sonrisa se fue y no la he vuelto a ver. y ahora pienso que la amo, y que me conformaría con verla una sola vez más pasar por debajo del portal de mi casa, en un día lluvioso como hoy. me conformaría aunque no sonría, aunque no vaya a mi lado. yo ya solo quiero ver su espalda alejarse. solo pido eso.

5 de noviembre de 2013

C'mon.

La gente quiere. Quiere con amor, con rabia, con celos. Las personas quieren y aman, y así viven (o sobreviven). Estamos condenados al amor, a la locura. Hechos con partes de las personas que un día decidimos querer u odiar (que al fin y al cabo es lo mismo), vivimos rodeados de pasión. Las personas quieren con su corazón y, de hecho, pueden querer con él en su totalidad.
El problema es con qué parte de tu corazón quieres a alguien.
El corazón se divide con cada desamor, y en consecuencia le cedemos una mitad de éste a esa persona. El primero le ofrecemos la mitad entera. Al segundo la mitad de la mitad. Al tercero la mitad de la mitad de la mitad... Y así sucesivamente. Puedes quererme, ¿pero qué me dejarás cuando te vayas?