28 de febrero de 2013

Siempre brillaron por su ausencia. Los 'te quiero', digo...



Los labios ya secos, pero de besar aún no se han cansado. Las lágrimas fingidas, que de caer no paran por su mejilla. Los abrazos... los abrazos ya no existen, han desaparecido, como sus hermanas las caricias. Y sus 'te quiero', bueno... ellos jamás existieron. 


21 de febrero de 2013

Se acabó eso de llorar conmigo. Te doy mi hombro y me lo destrozas como una tormenta, de estas que empiezan a las seis de la tarde, con la película de los domingos en la tele y la manta de la resaca en la falda, de esas que te destruyen los cristales. 
Te doy la mano, pero no te conformas ni con el brazo, me arrancas hasta el corazón y más allá. 
Que me he cansado de que me huelan las camisetas a ti y el alma a tus mentiras. 
Vida, que te llevaste todo contigo y tú eras todo lo que tenía.
Me dejas como a medias, si no estás, pero sin el como. Te llevas mi mitad. 

20 de febrero de 2013

Oye...

Mírame que fuerte soy.
Me resbala si follas o fallas. Si estudias o prefieres trabajártelas. 
Si odias los domingos o si vas hablando mal por ahí de mí. Si eres victoria o fracaso. 
Si te sigue faltando cerebro o si te sigue sobrando de ahí abajo. 

No me han quedado cicatrices de la hostia que nos pegamos; ni refugios; ni paisajes. Ni canciones que recordar. 

He vuelto a nacer y he vuelto atrás. Ahora soy invencible, imperfecta, sincera y rápida. Vuelvo a las andadas, que maravilla, ostia, quien me lo diría.

7 de febrero de 2013

Decir tu nombre es deletrear mi destino.

-Princesa, ¿por qué sabes tan bien?
-Cariño, yo sepo a ti, a tus besos, a tus 'te quiero'. Yo sepo a tu cuello. Nosotros, sabemos el uno al otro. Y así, que sea por mucho tiempo, que sea para siempre. Porque tú... Tú sabes a mi destino. Decir tu nombre es provocarme un mini-infarto. Decirlo, es morir de amor por dentro. Cariño, tú eres mi comida preferida. El mejor desayuno que me puedes traer a la cama, un domingo por la mañana. Tú eres mi bendición.