7 de febrero de 2013

Decir tu nombre es deletrear mi destino.

-Princesa, ¿por qué sabes tan bien?
-Cariño, yo sepo a ti, a tus besos, a tus 'te quiero'. Yo sepo a tu cuello. Nosotros, sabemos el uno al otro. Y así, que sea por mucho tiempo, que sea para siempre. Porque tú... Tú sabes a mi destino. Decir tu nombre es provocarme un mini-infarto. Decirlo, es morir de amor por dentro. Cariño, tú eres mi comida preferida. El mejor desayuno que me puedes traer a la cama, un domingo por la mañana. Tú eres mi bendición.