21 de febrero de 2013

Se acabó eso de llorar conmigo. Te doy mi hombro y me lo destrozas como una tormenta, de estas que empiezan a las seis de la tarde, con la película de los domingos en la tele y la manta de la resaca en la falda, de esas que te destruyen los cristales. 
Te doy la mano, pero no te conformas ni con el brazo, me arrancas hasta el corazón y más allá. 
Que me he cansado de que me huelan las camisetas a ti y el alma a tus mentiras. 
Vida, que te llevaste todo contigo y tú eras todo lo que tenía.
Me dejas como a medias, si no estás, pero sin el como. Te llevas mi mitad.