13 de agosto de 2013

Confesiones nocturnas

Quiero confesar cuatro cosas:
La primera es que si le aguanto es porque quiero llevarle hasta el cielo, que si me pide espacio me pondré el traje de astronauta, llegaré bien lejos, y le traeré un trocito de vía láctea.
La segunda cosa es que si un genio me concediera tres deseos, besaría al chico de ojos verdes y me sobrarían dos, que se los dejaría a la persona más feliz del mundo, para que vea que yo soy un poco más feliz.
La tercera cosa es que yo comienzo donde acaba su sonrisa, y termino donde pisa su sombra.
La cuarta es que sé que soy una lunática, pero por desgracia hoy es martes.

12 de agosto de 2013

¡Mira mamá, sin mí!

Me he quedado sin recursos, todas mis armas ya están en la hoguera. Delante tuyo, con las manos en alto. ¿Me inspeccionas? Adelante, tampoco encontrarás los vendajes que llevo en el alma. Que claro,  tan grande tenía el amor, y tan pequeño el corazón que de algún modo me iba a estallar. Mi mejor metralleta siempre fue mi labia, pero ahora mi boca te pertenece, ¿no? Anda, ven y calla(me)
Me verás llorar, pero no reír. Las chicas misteriosas nunca fueron lo mío. 

Déjame ser más, y no tan...

A veces la vida tendría que ser más, y no tan.
Ya me entendéis, más llanto después del llanto, así, sin tener que fingir ninguna sonrisa. Un poco menos de coherencia, demos paso a la locura, bailemos por Gran Vía como si de ello dependiera nuestra vida, déjame cantar a pleno pulmón por las Ramblas de Barcelona. No me mires mal, porque a tu mala cara yo le pondré buen tiempo. Y si después de tu tormenta no llega la calma, ven, que te doy una calada de mi felicidad. ¿Qué crees? ¿Que estoy así del aire? Estas cicatrices son hostias que me han dado la vida, pero las que más me duelen son las que no se ven.

Déjame ser más, y no tan...