9 de mayo de 2013

Con la cabeza en otro lado. Contigo.

Me hizo sentir como una auténtica yonki, con la misma dependencia que los drogadictos necesitan cada día su droga. Había veces que ni dormía, sólo esperaba a que él apareciera, con su mirada y su media sonrisa. Las ansias de sentirle ni me dejaban vivir. Había mañanas que parpadeaba infinitas veces y después, me apoyaba sobre su pecho para comprobar que era verdad, que estaba allí, conmigo. Nos emborrachábamos de besos y vivíamos de impulsos recién salidos del corazón. Y sí, puede parecer que ahora mismo esté de pie, pero mis rodillas seguirán temblando cada vez que sepa que él, va a aparecer por la esquina.