Dicen que hago que os comáis la cabeza, que os rayo, que cuando quiero os hago pensar. Chicos, dicen que mis besos en la oreja os hacen estremecer, y que sentís como os lamo el cuello y os hago poner la piel de gallina. Comentan por ahí, que cuando callo me deseáis, y que cuando hablo no podéis hacer nada más que prestarme atención. He oído que de mí dicen que hago sentir, que provoco hasta lágrimas y que sin mí no pueden vivir. No pienso, no actúo, no soy participe de nada voluntariamente y sin embargo estoy en todas vuestras vidas.
Sí, soy esa melodía que sube por vuestros auriculares, queridos mortales.